La historia se hace personaje literario
cuando ese acontecer trasciende su localidad y se universaliza.
Ramón Fonseca Mora, enfrenta con osadía
quijotesca, tanto los trágicos sucesos del 9 de enero de 1964 como la violencia
institucional promovida por la dictadura militar de Torrijos, Paredes y
Noriega. Asimismo, abre las puertas del
Infierno al abordar la alucinante y morbosa experiencia de una secta de
asesinos en la búsqueda afanosa de la
energía vital del alma.
Creación
literaria barroca o posmodernista.
Si la temática de El Desenterrador es explosiva, controversial, polémica y sin
concesiones conceptuales, también lo es la propuesta literaria de una novela
que rompe paradigmas.
Con estilo singular, Ramón Fonseca
Mora, inicia sutilmente el electrizante
texto, al ofrecernos desde el principio las claves de la trama central de una
composición literaria excepcional. Son las pistas de un entramado excitante y
novedoso.
La estructura multitemática con puntuales
conjuntos narrativos, atrapa al lector y lo agobia con una carga emocional que
lo hace sufrir, llorar, reír, rechazar, identificarse, amar y odiar todo lo que
ocurre. Fonseca Mora es hábil al
entrecruzar, con creciente suspenso y con el uso de los tiempos simultáneos
todas las pasiones humanas. Siempre hay un contrapunto, matices de un modo de
ser pleno de ambigüedades como de metas definidas. Eso hace de El Desenterrador una novela diferente e
interesante. El Desenterrador es un
coro polifónico con múltiples voces
narrativas, Bill, Soledad, Jorge, Anabella, Miguel y sobre todo Urbano, expresan sus ambivalencias, temores y
sentimientos. Ellos rompen la típica monotonía y secuencia lineal de otras narraciones
que nos abruman con su inmovilismo literario.
El Desenterrador es otra cosa, aquí todo es un enigmático rompecabezas
de sorpresas, el lector como protagonista coloca, desde su perspectiva,
las piezas esenciales hasta encontrar el eje subyacente de una extraordinario
drama existencial. Otro detalle de relieve, en el diseño literario, es el
estilo dialogado que le da a la lectura
una dinámica original, sustentada por descripciones puntuales de ambientes y
protagonistas, que permiten al lector participar en la trama, al asumir un rol
principal. Otro valor sustancial es que la narración tiene detalles poéticos
con metáforas significativas, eso le da musicalidad a la prosa.
El
Desenterrador exige una lectura con horizontes abiertos, una actitud libre
de prejuicios, es una obra para lectores con imaginación.
Temática
como un tsunami.
Nos
atrevimos a atravesar la frontera prohibida y desafiar
a todos los que consideraban un gigante imposible de vencer.
Ramón Fonseca Mora, como ola huracanada,
remueve el subsuelo del alma humana, nada es igual después de la lectura del Desenterrador.
Narra
los trágicos acontecimientos del 9 de
enero de 1964 desde ópticas distintas. La marcha de los estudiantes del
“Nido de Águilas” hasta los incidentes con los “zonians” en la Escuela de Balboa es
emocionante, nos hace sentir la serenidad, valentía y determinación de una
juventud heroica. También nos mete en la piel de esa población colonialista que
siente como suyo ese territorio canalero, son dos fuerzas antagónicas que
chocan con vehemencia. Bill es la voz de la arrogancia imperial. Vivimos esos
momentos de caos, destrucción y muerte,
de angustia e impotencia ante la agresión del Coloso del Norte, nos duele el
constante “plin, plin” de las balas asesinas.
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El diablo visitó a Panamá hace treinta
años, en una
tempestad de dolor y muerte que arrebató a muchos
su niñez, su juventud.
Otra de las historias paralelas, es “la desaparición” de las víctimas de la
dictadura militar que ensombreció este país por más de veinte años. Esos
crímenes todavía están silenciados por un
muro de tinieblas y perversidad de un ente judicial corrupto.
Ramón
Fonseca Mora confronta con valor el caso
particular de “Menéndez” (Heliodoro
Portugal), en esa muerte hubo
violencia, tortura, sadismo y maldad… es la constante búsqueda de muchos
otros como Floyd Britton, Héctor Gallegos y Rita Ward. Los
dolores del pasado son todavía profundos…
¿Quiénes
están furiosos con El Desenterrador?
Los que desean silenciar la gesta heroica de la juventud panameña en la
recuperación de nuestra plena jurisdicción en el área canalera, los que hacen
los grandes negocios con las tierras revertidas, los que se opusieron a esa
lucha generacional iniciada desde el mismo día en que se firmó el Tratado
Hay-Bunau Varilla, el 18 de noviembre de 1903.
Los panameños con sangre, dolor y lágrimas le pusimos término a la
“perpetuidad canalera”.
Están
furiosos los que manejan a su antojo los millones de la ruta canalera.
Están furiosos con el desentierro de los
esqueletos de los asesinados por el régimen militar, los que hacen todo lo
posible para cubrir con sus montañas de
mentiras, traición y dolor esos hechos abominables. Los que quieren que seamos
un país de castrados, aún el peso de la dictadura se siente por doquier.
Ramón Fonseca Mora también está furioso
pues aún no puede encontrar los restos de su amigo el sacerdote Héctor Gallegos, viven con furia las
madres, esposas, hijos y amigos de los desaparecidos por ese corrupto régimen
militar y civil que ensombreció la dignidad nacional.
Con El
Desenterrador, Ramón Fonseca Mora desentierra sus obsesiones, es un grito
para que la tierra y el mar saquen a la luz los cuerpos ocultos de panameños
decentes que lucharon por una sociedad más justa.
Perfil del autor.
Ramón Fonseca Mora es un escritor que se
renueva con cada nueva obra, es multitemático, siempre se supera en cada uno de
sus diseños narrativos, es un innovador de estilos, nos prueba que la
literatura no se improvisa, que requiere de muchas lecturas y de estudios
permanentes.
El
Desenterrador pone al Panamá Literario en el ámbito mundial, Ramón Fonseca
Mora es sin duda uno de los mejores narradores panameños de todos los tiempos.
El
Desenterrador es la expresión genuina del Panamá profundo que conceptualizaron
Ángel Rubio y Carlos Manuel Gasteazoro desde la perspectiva
del conocimiento real de nuestra geografía e historia y que Rodrigo
Miró sintetiza en su Teoría de la Patria.
Como oriundo de Taboga, me sentí halagado
pues Ramón Fonseca hace de la “isla mágica” de Sinán y de Richard Brooks, el
centro geográfico de su espectacular trama.
Referencia
Bibliográfica.
Fonseca
Mora, El Desenterrador/ Costa Rica:
Alfaguara, 2007. 430p.
Nota. En mi libro Memoria de mis memorias incluyo
el ensayo “Aproximación al Panamá literario” con comentarios del
haber bibliográfico de Ramón Fonseca Mora, así como un anexo con
distintos modelos de cómo se hace crítica literaria.
Memoria
de mis memorias es una antología
de cuatros ensayos:
“Don
Amor y la Celestina”,
análisis de dos clásicos de la literatura medieval El libro del buen amor de Juan Ruiz y la Celestina de Fernando
de Rojas.
“Aproximación
al Panamá literario contemporáneo”
“La patria estudiantil panameña”, análisis
histórico de las luchas de la juventud panameña y sobre todo un Homenaje a la Generación del 58 con sus hechos relevantes como la Operación Soberanía (2 de mayo 1958), los trágicos sucesos de
Mayo con más de 30 muertos, la
Marcha patriótica del 3 de noviembre a la Zona canalera de 1959, los
sucesos de enero de 1964 y el levantamiento de Cerro Tute.
En
el último ensayo “SOY el Chagres. Matriz del devenir histórico de la nación
panameña”, el río cuenta su historia, es el devenir de la nación panameña.
También recomiendo Los rostros del tiempo en su 3ª.ed. corregida y aumentada. Son ensayos históricos,
filosóficos y sociales.
Hoy cuando el MEDUCA atenta contra el
Panamá literario, histórico y cultural invito a cerrar filas con el Movimiento
por el Rescate de la Identidad y Memoria Histórica.