PanameñismoCultura yDecencia,por Ignacio de Jesús Valdés |
DISERTACIÓN
DIFUNDIDA A TRAVES DE LOS MICROFONOS DEL RADIO-TEATRO ESTRELLA DE PANAMÁ, EN LA CIUDAD DE PANAMÁ, EN LA HORA POLÍTICA ORGANIZADA DIARIAMENTE POR EL DIRECTORIO NACIONAL DE COALICIÓN.
1940
Estimados amigos invisibles: Gentil invitación, obligante e indeclinable, nos tiene ante estos micrófonos esta noche, listos a expresar nuestros honrados, porque son sinceros, conceptos, sobre el tema que en los actuales momentos ocupa la atención, y es la preocupación de la ciudadanía panameña: la lucha electoral para escoger al compatriota que ha de empuñar las riendas del Gobierno en el cuatrenio próximo. Conocida como ha sido nuestra labor periodística por espacio de más de dieciséis años, en las columnas de la prensa o en los micrófono, nuestras palabras no necesitan esforzarse para llevar al convencimiento de nuestros radio-escuchas el sello de nuestra franqueza. Nuestras únicas ejecutorias son el no haber nacido con inclinación a la floristería, ni tener aptitudes para decorar abanicos ni cakes. Y el ser muy panameño; porque, como acertadamente afirmara conocido abogado veragüense, la adulación o cepillería no es planta panameña, sino importada. Como una ola de optimismo, de esperanza, han recorrido los ámbitos de la República las palabras del doctor Arnulfo Arias la tarde que llegó a la ciudad de Panamá, pronunciadas en la misma estación del Ferrocarril. Evangelio patriótico, auto de fe de panameñismo, que ha venido a constituir en el electorado una plataforma sólida e inconmovible. Vieja e inquebrantable amistad con el joven candidato y adalid de la renovación nacional ha provocado nuestro entusiasmo, nuestra seguridad de que esas palabras suyas han sido maduradas lejos de la patria, si bien concebidas en medio de sus compatriotas, ante el cuadro de nuestra nacionalidad que necesita de toda urgencia la inyección redentora del conocimiento del propio valer. Mucho hay que hacer y mucho que desbrozar con mano firme, pulso seguro y corazón esforzado. Vivimos, sin embargo, de espejismos que bien podríamos convertir en sonrientes realidades. En Panamá la vida es fácil, se dice. Claro. Fácil para los que han logrado dar el salto afortunado y agarrarse de buena rama; para los de abajo, un calvario. Vemos en las ciudades y a los lados de las carreteras suntuosos edificios, monumentos, escuelas flamantes, prodigios de arquitectura. Pero adentrémonos en la montaña y veremos el cuadro triste y desgarrador del chiquillo analfabeto, muriéndose de hambre física y moral. Y surge entonces en nosotros la fe en que, con el nuevo evangelio que la plataforma de Arnulfo Arias informa, se construirán edificios más modestos pero con el dinero ahorrado se podrán construir más escuelas en los sitios apartados, escuelas humildes, verdad, pero fanales que alumbrarán las tinieblas de aquellas soledades incultas, donde vive una casta despreciada como si no fueran nuestros compatriotas… Y se enseñará al niño a leer y a escribir y al padre a vivir como ser humano y a evitar las enfermedades. Cruzada de patriotismo verdadero debe de ser una vez por todas, esta lucha en que estamos afanados. Lucha de civismo y civilización, no vocinglería de parque, ni rebelión estúpida, hija de ambiciones insatisfechas y rencores ancestrales que ciegan. Es necesario no confundir, como no debemos confundir el patriotismo cuando es escudo de bribones, para alejarnos presurosos de los que se pasan el tiempo repitiendo que son “patriotas” y viven del patriotismo de los demás. El verdadero patriotismo es trabajo y es amor. Es la conciencia limpia y el corazón en paz! Que la pasión no nos ciegue con su nube emotiva ni demos oído a las insinuaciones de la simpatía. Supeditemos la una y la otra a la verdad de los hechos. Que solamente nos inspire el deseo de anotar al margen de la vida nacional las virtudes descollantes que nos dignifican y los errores de transcendencia que es necesario rectificar. En una palabra, seamos sinceros y se acabe la moda de tener, como quien dice, dos morales: la moral de entre casa y la moral dominguera. Siendo sinceros con nosotros mismos lo podremos ser con los demás y todas nuestras actitudes llevarán su sello honroso, noble e inconfundible. La idiosincrasia Panameña, nuestra indolencia, ha creado una segunda naturaleza que invita a calificarlos con calificativos injustos. Pero la masa istmeña es sagaz, es justiciera en sus apreciaciones aun en medio de su frivolidad. El Panameño es vivo, es despierto, y sabe aprovechar las oportunidades. En río revuelto, en periodos eleccionarios, cuando la sinceridad sufre eclipse y sube a flote lo que no pesa, el panameño puede hasta parecer lisonjero y él lo sabe. Pero cuando vuelve la normalidad, sabe colocar a cada quien es su justo lugar: los que lo merecen, quedan en su pedestal, por sus propias ejecutorias; los otros, van a su oscuridad, a su rincón, a su anonimato. Un retrato quizás en un medallón del Salón Amarillo de la Presidencia, un nombre con una “H” y una “D” antepuestos, en los periódicos, en las gacetas oficiales y los anales de la Asamblea y un recuerdo con una sonrisa compasiva…. De ahí que en caravana entusiasta forme falanges compactas bajo el lábaro enarbolado por quien, lejos de la Patria proyectó nuevas auroras para ella y pone ante los ojos de sus compatriotas todo un credo de reivindicaciones salvadoras. De ahí que la ciudadanía se estremezca jubilosa y corra a cerrar filas a la voz sincera del compañero que viene a ella con corazón limpio y pleno de nobles propósitos. Y aquí estamos, los que creemos en él. Los que, pleno de sinceridad y animados por esos mismo anhelos que impulsan los actos de Arnulfo Arias, ofrecemos el pobre o abundante acervo de nuestras capacidades. Aquí estamos confiados en que seguimos la ruta correcta; y, si hay otros compatriotas que no piensen que es así, discutamos nuestros principios con palabras de caballeros. Para ello tenemos, a Dios gracias, el don sagrado de la libertad de expresión. Pero, como dijera el actual Presidente –Periodista colombiano doctor Eduardo Santos, “Hay que aceptar la libertad valerosamente, con todas sus consecuencias, y hay que tener del régimen democrático un concepto varonil y sincero, para aceptarlo como él es: sin privilegios y sin violencias”. De aquellos que transitan por derroteros distintos al nuestro es la convicción de que siguen el surco correcto. De nosotros también es la de que es en nuestras toldas donde se forja la Patria grande y radiosa que soñamos. Equivocados ellos o nosotros, tengamos siempre el gesto boyardo y caballeroso. El hombre tiene derecho al error. Y no sabe lo que es la libertad, aquel que no respeta en los demás el derecho sagrado del error sin el cual sería una quimera, un engaño, el derecho a la verdad. Seamos lo más amplios posible. Que en esta vida no debemos ser lobos y enemigos sino cooperadores en la gran Armonía Universal. No perdamos de vista nuestros grandes destinos. El universo entero enfoca su mirada, extrañada o complacida, pero en ninguna manera indiferente, hacia este país chiquito que marcha hombro con hombro y trata de igual a igual a la Nación más poderosa de la tierra, a la que el Viejo Mundo teme, respeta y coquetea. La Republiquita de alquitarado valor cívico que tuvo un Presidente que, sin fanfarrias, modesta, pero altivamente, con la altivez que autoriza la Justicia, se presentó un día a la Casa Blanca, a la capital nido de la Democracia, a discutir, no a pedir. A exponer, no a mendigar. A exigir, sin arrogancias ridículas, pero enérgicamente, y no a ofrecer. Consumado el sacrificio del desgarramiento de nuestras entrañas, nos asistían derechos que fueron olvidados o menospreciados; pero no podíamos conformarnos con ese menosprecio ni ese olvido y el Primer Ciudadano Panameño fue a exigirle al Primer Ciudadano de la Democracia Americana que hiciera buena su palabra de Buen Vecindaje. Y quién sabe si de aquel gesto del Presidente Panameño, se han beneficiado y se están beneficiando muchos países. El mundo entero quizás! He aquí, amigos del aire, motivos por los cuales debemos sentirnos orgullosos de ser panameños! He aquí, amigos del aire, motivos por los cuales siempre y sin desmayos el estandarte de nuestro panameñismo. He aquí por qué debemos rodear en líneas compactas al adalid del panameñismo, doctor Arnulfo Arias Madrid!.
Nacho Valdés.
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miércoles, 13 de noviembre de 2013
Panameñismo Cultura y Decencia
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domingo, 30 de junio de 2013
La Poesía Panameña y Pedro Rivera
Pedro Rivera
(1939)
Nació en la Ciudad de Panamá, el 5 de enero de 1939. Egresado
del Instituto Nacional. Curso estudios de Sociología y Filosofía e Historia en
la Universidad de Chile y en la Universidad de Panamá.
En 1958 funda el grupo “Gaspar Octavio Hernández”. En 1961
funda y dirige el grupo “Columna cultural”, hasta 1965, Presidente de la Unión
de escritores de Panamá en 1972. Miembro de la Fundación del Nuevo
Cine Latinoamericano que preside Gabriel García Márquez. Dirigió la
revista de cine y medios de comunicación Formato 16, de 1976 a 1984.
Codirigió la revista Opinión Pública de 1988 a 1990. Director del
Plegable: Temas de nuestra América, desde 1981. Editor de La Junta,
boletín del Programa Municipios Siglo XXI. Editor de Jornada, Suplemento del
periódico “La Universidad”, Universidad de Panamá.
Ha merecido distinciones múltiples por su obra literaria. En
1969, obtiene el Premio Ricardo Miró, en las secciones Poesía y Cuento,
con Los pájaros regresan de la niebla y con Peccata minuta respectivamente.
Premio Ricardo Miró 1993, sección cuento, con Las huellas de mis
pasos. Premio Ricardo Miró 2000, sección poesía, con la
obra La mirada de Ícaro. Premio Ricardo Miró 2004, sección
ensayo, con Condición humana, invasión y guerra infinita. Premio “Liga de
amistad con los pueblos” por su filme Soberanía, Leipzig, 1975. Premio “Copa
Azul” otorgado por la Unión de Periodistas de la Unión Soviética en 1976; Por Ahora
ya no estamos solos y otros filmes en el Festival de Tashkent. Premio Caimán
Barbudo otorgado por la revista del mismo nombre y también fue galardonado
por el filme ¡Aquí hay coraje!, en el Festival de la Habana, 1979.
En el 2005, la Alcaldía de Panamá le otorga la Llave de
la ciudad, por su aporte a la cultura nacional. En el 2008, El Consejo Nacional
de Escritores, le otorga la Condecoración Nacional Rogelio Sinán. En el
2012, el Consejo General Universitario, mediante Resolución 3-12, le
otorgó el Doctorado Honoris Causa, por sus méritos intelectuales y cívicos
(por sus luchas populares en defensa de la soberanía) y por ser un ejemplo de
vida que dignifica la condición humana.
Pedro Rivera es poeta, narrador y cineasta. Trabaja en
actividades de extensión cultural en la Universidad de Panamá.
domingo, 9 de junio de 2013
Un día como hoy 9 de junio de 1971
El Sacerdote Jesús Héctor Gallego, misionero que lucha
por la redención de los campesinos de Veraguas, después de sucesivos actos de provocación,
es secuestrado y desaparece de forma misteriosa, sin dejar rastro alguno. El régimen militar lo
consideraba una amenaza, por sus actividades cooperativas desarrolladas en
Santa Fe de Veraguas.
El asesinato del
sacerdote católico y líder de la cooperativa campesina, significó para el régimen Militar enfrentar manifestaciones de
rechazo multitudinario, en un momento en que ya finalizaba su campaña de
intimidación y asesinatos.
Reproducimos el informe de la comisión de la verdad
Jesús
Héctor Gallego Herrera. CV-DO 3 5-01
Desaparecido. Santa Fe, provincia de
Veraguas, 9 de junio de 1971.
Rostro
de la víctima
Héctor Gallego tenía 33
años de edad, de nacionalidad colombiana. Era sacerdote católico, responsable
de la Iglesia de Santa Fe, Veraguas.
Los
hechos
El padre Héctor Gallego
fue obligado por dos sujetos a que se montara en un jeep con capota blanca, la noche
del 9 de junio de 1971, según lo declaran los testigos Jacinto Peña y Clotilde
Toribio de Peña en las sumarias del caso.
Dos hombres se
presentaron a la residencia de Jacinto Peña Abrego, ubicada en la población de
Santa Fe, en la provincia de Veraguas preguntando por el padre Gallego. El
Padre contestó el llamado, lo que despertó a los esposos Peña.
Según (testigo), él no
pudo distinguir los rostros de las personas que llegaron, porque se quedó
dentro de la casa, mientras Gallego conversaba con esas personas. Pero sí
escuchó que le decían al Padre que debía acompañarlos al cuartel por orden
superior. "El Padre se negó en un principio, pero al decirle alga en voz
baja, el Padre accedió y volvió al interior de la casa a vestirse... le pidió
(al testigo) que se callara y se fue siempre con los mismos".
Tanto Jacinto como
Clotilde vieron cómo el Padre caminaba entre los dos hombres que lo llevaban y
escucharon un chillido del Padre; salieron para verlo, pero los hombres se
montaron con él en el jeep de capota blanca y salieron rápidamente del lugar. A
partir de ese momento, no supieron más de él.
Varios testimonios de
personas de Santa Fe involucran a los miembros de la Guardia Nacional,
Melbourne Walker, Eugenio Magallón y Oscar Agrazal, ya que efectuaron viajes al
lugar preguntando por el padre Gallego, en los días anteriores a su
desaparición.
Actividad
judicial
Las investigaciones del
caso las inicia, de oficio, la Procuraduría General de la República, que
comisiona al Fiscal Segundo del Circuito de Veraguas para continuarlas, y las
reasume nuevamente la Procuraduría, que posteriormente las remite a la Fiscalía
Primera Superior del Segundo Distrito Judicial, que solicita se dicte Auto de
sobreseimiento provisional, de carácter impersonal. La solicitud es acogida por
el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial mediante Auto de fecha 26 de
junio de 1973.
El 23 de enero de 1990,
la Iglesia Católica solicita la reapertura de las sumarias y el Tribunal
Superior del Segundo Distrito Judicial la acoge. A partir de esta reapertura el
3 de enero de 1991, la Fiscalía Especial solicita se abra causa criminal contra
Nivaldo Madriñán Aponte, Melbourne Constantino Walker Nevans, Eugenio Nelson
Magallón Romero y Oscar Alberto Agrazal Jiménez, miembros del S-2 y G-2,
solicitud que es acogida por el Tribunal Superior del Segundo Distrito
Judicial, mediante Auto de 5 de abril de 1991.
Los señores Melbourne
Constantino Walker Nevans, Eugenio Nelson Magallón Romero (juzgado en ausencia)
y Nivaldo Madriñán Aponte, son juzgados en conciencia y condenados a quince
años de prisión cada uno, en calidad de cómplices primarios. Se les aplicó,
además, la pena accesoria de inhabilitación para ejercer funciones públicas,
también por el término de 15 años, una vez cumplida la pena principal.
El señor Oscar Alberto
Agrazal Jiménez es juzgado en derecho y absuelto de toda responsabilidad. Se
presentó una apelación contra la sentencia de condena emitida por el Tribunal,
la cual fue negada. El día 29 de noviembre de 1994, la Corte Suprema, Sala de
lo Penal, confirma la pena de 15 años de prisión emitida por el Tribunal
Superior del Segundo Distrito Judicial.
Actualmente, el señor
Eugenio Nelson Magallón permanece prófugo de la justicia, mientras que los
señores Walker y Madriñán cumplen su condena mediante depósito domiciliario por
problemas de salud.
Foto:
Archivo del Panamá América
La
Comisión de la Verdad considera:
- Hay suficientes elementos de convicción para concluir que Jesús Héctor Gallego Herrera fue detenido por la Guardia Nacional y desaparecido mientras se encontraba bajo custodia de ese cuerpo armado.
- Por lo tanto, puede concluirse que se cometió contra él la violación de su derecho a la vida, consagrado en el artículo 19 de la Constitución de 1946, en el artículo 1 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y en el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y se violó igualmente el principio de la firma de buena fe de los convenios y tratados, el artículo 4, sobre derecho a la vida, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, suscrita, aunque no ratificada, por la República de Panamá.
Foto: Archivo del Panamá América
miércoles, 9 de enero de 2013
Al Glorioso Estudiante Panameño
La alegoría en homenaje al estudiante panameño y a
los mártires de Mayo del 58 es una acuarela de Luis F. Ríos T. militante de la
Generación del 58. La normal Juan Demóstenes Arosemena, el Nido de Águilas y la
Casa de Méndez Pereira simbolizan la unidad y mística de las luchas de la
Generación del 58.
El Movimiento Estudiantil
Panameño tiene muchos héroes y mártires como Sebastián Tapia en la lucha contra el Convenio
Filos-Hines de 1947; José Manuel Araúz, Rolando Jiménez y Miguel Batista
durante los Sucesos de Mayo del 58; Eduardo Santos Blanco en el levantamiento
de Cerro Tute; Ascanio Arosemena, Estanislao Orobio y Víctor Manuel Iglesias en
enero del 64 y los grandes dirigentes como Floyd Brittom, Polidoro Pinzón, Narciso
Cubas asesinados por defender sus ideales. Ellos nunca serán olvidados pues
viven en la determinación de nuestro pueblo por la justicia social, la
democratización política y la integración de nuestra jurisdicción en todo el
territorio nacional.
Fuente: Ríos Torres, Ricardo Arturo. Memoria de mis memorias.
Edición especial del Círculo de Lectura Guillermo Andreve con motivo de la
celebración del cincuentenario de La Operación Soberanía de 2 de mayo de 1958 y
de los trágicos sucesos del 19 al 22 de mayo de 1958. Panamá, 2008.
martes, 8 de enero de 2013
El Desenterrador, Por Ricardo Arturo Ríos Torres
La historia se hace personaje literario
cuando ese acontecer trasciende su localidad y se universaliza.
Ramón Fonseca Mora, enfrenta con osadía
quijotesca, tanto los trágicos sucesos del 9 de enero de 1964 como la violencia
institucional promovida por la dictadura militar de Torrijos, Paredes y
Noriega. Asimismo, abre las puertas del
Infierno al abordar la alucinante y morbosa experiencia de una secta de
asesinos en la búsqueda afanosa de la
energía vital del alma.
Creación
literaria barroca o posmodernista.
Si la temática de El Desenterrador es explosiva, controversial, polémica y sin
concesiones conceptuales, también lo es la propuesta literaria de una novela
que rompe paradigmas.
Con estilo singular, Ramón Fonseca
Mora, inicia sutilmente el electrizante
texto, al ofrecernos desde el principio las claves de la trama central de una
composición literaria excepcional. Son las pistas de un entramado excitante y
novedoso.
La estructura multitemática con puntuales
conjuntos narrativos, atrapa al lector y lo agobia con una carga emocional que
lo hace sufrir, llorar, reír, rechazar, identificarse, amar y odiar todo lo que
ocurre. Fonseca Mora es hábil al
entrecruzar, con creciente suspenso y con el uso de los tiempos simultáneos
todas las pasiones humanas. Siempre hay un contrapunto, matices de un modo de
ser pleno de ambigüedades como de metas definidas. Eso hace de El Desenterrador una novela diferente e
interesante. El Desenterrador es un
coro polifónico con múltiples voces
narrativas, Bill, Soledad, Jorge, Anabella, Miguel y sobre todo Urbano, expresan sus ambivalencias, temores y
sentimientos. Ellos rompen la típica monotonía y secuencia lineal de otras narraciones
que nos abruman con su inmovilismo literario.
El Desenterrador es otra cosa, aquí todo es un enigmático rompecabezas
de sorpresas, el lector como protagonista coloca, desde su perspectiva,
las piezas esenciales hasta encontrar el eje subyacente de una extraordinario
drama existencial. Otro detalle de relieve, en el diseño literario, es el
estilo dialogado que le da a la lectura
una dinámica original, sustentada por descripciones puntuales de ambientes y
protagonistas, que permiten al lector participar en la trama, al asumir un rol
principal. Otro valor sustancial es que la narración tiene detalles poéticos
con metáforas significativas, eso le da musicalidad a la prosa.
El
Desenterrador exige una lectura con horizontes abiertos, una actitud libre
de prejuicios, es una obra para lectores con imaginación.
Temática
como un tsunami.
Nos
atrevimos a atravesar la frontera prohibida y desafiar
a todos los que consideraban un gigante imposible de vencer.
Ramón Fonseca Mora, como ola huracanada,
remueve el subsuelo del alma humana, nada es igual después de la lectura del Desenterrador.
Narra
los trágicos acontecimientos del 9 de
enero de 1964 desde ópticas distintas. La marcha de los estudiantes del
“Nido de Águilas” hasta los incidentes con los “zonians” en la Escuela de Balboa es
emocionante, nos hace sentir la serenidad, valentía y determinación de una
juventud heroica. También nos mete en la piel de esa población colonialista que
siente como suyo ese territorio canalero, son dos fuerzas antagónicas que
chocan con vehemencia. Bill es la voz de la arrogancia imperial. Vivimos esos
momentos de caos, destrucción y muerte,
de angustia e impotencia ante la agresión del Coloso del Norte, nos duele el
constante “plin, plin” de las balas asesinas.
*************
El diablo visitó a Panamá hace treinta
años, en una
tempestad de dolor y muerte que arrebató a muchos
su niñez, su juventud.
Otra de las historias paralelas, es “la desaparición” de las víctimas de la
dictadura militar que ensombreció este país por más de veinte años. Esos
crímenes todavía están silenciados por un
muro de tinieblas y perversidad de un ente judicial corrupto.
Ramón
Fonseca Mora confronta con valor el caso
particular de “Menéndez” (Heliodoro
Portugal), en esa muerte hubo
violencia, tortura, sadismo y maldad… es la constante búsqueda de muchos
otros como Floyd Britton, Héctor Gallegos y Rita Ward. Los
dolores del pasado son todavía profundos…
¿Quiénes
están furiosos con El Desenterrador?
Los que desean silenciar la gesta heroica de la juventud panameña en la
recuperación de nuestra plena jurisdicción en el área canalera, los que hacen
los grandes negocios con las tierras revertidas, los que se opusieron a esa
lucha generacional iniciada desde el mismo día en que se firmó el Tratado
Hay-Bunau Varilla, el 18 de noviembre de 1903.
Los panameños con sangre, dolor y lágrimas le pusimos término a la
“perpetuidad canalera”.
Están
furiosos los que manejan a su antojo los millones de la ruta canalera.
Están furiosos con el desentierro de los
esqueletos de los asesinados por el régimen militar, los que hacen todo lo
posible para cubrir con sus montañas de
mentiras, traición y dolor esos hechos abominables. Los que quieren que seamos
un país de castrados, aún el peso de la dictadura se siente por doquier.
Ramón Fonseca Mora también está furioso
pues aún no puede encontrar los restos de su amigo el sacerdote Héctor Gallegos, viven con furia las
madres, esposas, hijos y amigos de los desaparecidos por ese corrupto régimen
militar y civil que ensombreció la dignidad nacional.
Con El
Desenterrador, Ramón Fonseca Mora desentierra sus obsesiones, es un grito
para que la tierra y el mar saquen a la luz los cuerpos ocultos de panameños
decentes que lucharon por una sociedad más justa.
Perfil del autor.
Ramón Fonseca Mora es un escritor que se
renueva con cada nueva obra, es multitemático, siempre se supera en cada uno de
sus diseños narrativos, es un innovador de estilos, nos prueba que la
literatura no se improvisa, que requiere de muchas lecturas y de estudios
permanentes.
El
Desenterrador pone al Panamá Literario en el ámbito mundial, Ramón Fonseca
Mora es sin duda uno de los mejores narradores panameños de todos los tiempos.
El
Desenterrador es la expresión genuina del Panamá profundo que conceptualizaron
Ángel Rubio y Carlos Manuel Gasteazoro desde la perspectiva
del conocimiento real de nuestra geografía e historia y que Rodrigo
Miró sintetiza en su Teoría de la Patria.
Como oriundo de Taboga, me sentí halagado
pues Ramón Fonseca hace de la “isla mágica” de Sinán y de Richard Brooks, el
centro geográfico de su espectacular trama.
Referencia
Bibliográfica.
Fonseca
Mora, El Desenterrador/ Costa Rica:
Alfaguara, 2007. 430p.
Nota. En mi libro Memoria de mis memorias incluyo
el ensayo “Aproximación al Panamá literario” con comentarios del
haber bibliográfico de Ramón Fonseca Mora, así como un anexo con
distintos modelos de cómo se hace crítica literaria.
Memoria
de mis memorias es una antología
de cuatros ensayos:
“Don
Amor y la Celestina ”,
análisis de dos clásicos de la literatura medieval El libro del buen amor de Juan Ruiz y la Celestina de Fernando
de Rojas.
“Aproximación
al Panamá literario contemporáneo”
“La patria estudiantil panameña”, análisis
histórico de las luchas de la juventud panameña y sobre todo un Homenaje a la Generación del 58 con sus hechos relevantes como la Operación Soberanía (2 de mayo 1958), los trágicos sucesos de
Mayo con más de 30 muertos, la
Marcha patriótica del 3 de noviembre a la Zona canalera de 1959, los
sucesos de enero de 1964 y el levantamiento de Cerro Tute.
En
el último ensayo “SOY el Chagres. Matriz del devenir histórico de la nación
panameña”, el río cuenta su historia, es el devenir de la nación panameña.
También recomiendo Los rostros del tiempo en su 3ª.ed. corregida y aumentada. Son ensayos históricos,
filosóficos y sociales.
Hoy cuando el MEDUCA atenta contra el
Panamá literario, histórico y cultural invito a cerrar filas con el Movimiento
por el Rescate de la Identidad y Memoria Histórica.
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