JUAN MENDOZA. LÍDER DEL ARRABAL
Por Ricardo Arturo Ríos Torres
El siglo XIX panameño consolida las raíces compartidas de
la nación panameña. La independencia de
España en 1821, la unión voluntaria a la Gran Colombia de Bolívar, la alianza
con Nueva Granada, los numerosos actos separatistas de Colombia, las constantes
intervenciones de Estados Unidos, el incidente de la Tajada de Sandía, el
Estado Federal de Panamá, el canal francés y la Guerra de los Mil Días dejan
huellas imborrables en una nación que se caracteriza por vivir una épica
de la esperanza.
José
Domingo Espinar, Tomás Herrera, Julio María Alemán y centenares de istmeños se
distinguen en las campañas por liberar a los países suramericanos, luchan al
lado del Libertador y ganan en el campo bélico sus galardones a diferencia de
los militares del Panamá republicano que los obtienen por decreto.
El
siglo XIX propicia el protagonismo y liderazgo del arrabal panameño. Los de
afuera, los mestizos e invisibles asumen por educación, cultura y militancia la
dirigencia de las entidades políticas del Istmo; son hombres excepcionales, con
conciencia de patria movilizan a los sectores populares en una acción ciudadana
sin precedentes.
Oscar Vargas Velarde, abogado, catedrático, escritor y funcionario de relevantes ejecutorias en
el ensayo Juan Mendoza. Líder del
arrabal nos ofrece una panorámica puntual de lo acontecido en el Siglo
XIX panameño. La obra es indispensable para conocer la dinámica social y
política de una época agitada con líderes que marcharon a contracorriente
superando naufragios morales, son figuras estelares de la memoria histórica de
Panamá.
Juan Mendoza, vanguardista, masón, abogado litigante, militar, siempre liberal,
diputado, constituyente, gobernador del Estado Soberano de Panamá; insurgente,
prisionero político y desterrado, es un auténtico adalid del arrabal santanero.
Mendoza tuvo trece hijos, Juan Antonio muere heroicamente en la batalla del
Puente de Calidonia y Carlos Antonio es un hombre fundacional y presidente de
la República.
Juan fue amigo y compañero de Buena
Ventura Correoso, se hicieron uno en la lucha social y política del
arrabal, su trascendencia dejó una impronta difícil de superar por sus méritos
y logros. Buenaventura fue maestro, abogado, político, militar y caudillo
institucional. Oscar traza perfiles extraordinarios de los dos conductores de
las aspiraciones populares. La juventud panameña tiene en ellos arquetipos a
seguir por su probidad, talento y compromiso con los ideales democráticos.
Honestidad, lealtad y dignidad son valores que ellos encarnaron en su vida pública.
Los dos fueron liberales gólgotas, radicales, doctrinarios, hombres de una
praxis plena de valor y dignidad, consecuentes con sus ideas y principios
cívicos.
El
ensayo de Vargas Velarde hace alusión a Tomás Herrera, Mateo Iturralde, Gil
Colunje, Santiago de la Guardia, Rafael Núñez vinculados al devenir istmeño. El
ferrocarril transístmico, el Tratado Mallarino Bidlack, la Tajada de Sandía,
las múltiples intervenciones del Coloso del Norte y sobre todo al papel
esencial del periodismo criollo con
su singular talante burlesco, ironía, jocosidad y parodias.
Juan Mendoza, el hombre público por excelencia, el
defensor de los fueros populares, muere pobre, casi en la miseria,
contrasta con los políticos actuales que saquean el erario nacional, que son
millonarios con los negociados que hacen protegidos por la impunidad e
inmunidad, para ellos la ley del
encaje denunciada por el Quijote
es la norma, su blindaje.
Buenaventura
Correoso, en su funeral como único orador, destacó el ascenso del pueblo mestizo
del arrabal a las más altas posiciones, hoy en la vida republicana la elite
plutocrática dirige el gobierno nacional.
Referencia bibliográfica. Vargas Velarde,
Oscar. Juan Mendoza. Líder del arrabal/ Panamá, Tribunal Electoral,
2015. 402p. il.
Dedicado a
Erasmo Pinilla y Eduardo Valdés
Siempre patriotas.
Panamá, 29 de noviembre de
2016.