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miércoles, 1 de febrero de 2017

¿Quiénes somos?

¿Quiénes somos?

Por Ricardo Arturo Ríos Torres

La nación es la comunidad con afinidades emocionales, culturales espirituales y una identidad singular.

El devenir de Panamá como nación lo inicia en el Siglo XVI.

Somos la hija natural de un parto difícil, doloroso y traumático. Las aves de rapiña nos violan físicamente, pero conservamos la virginidad del alma.

Somos una nación aluvional y laberíntica.

Somos heterogéneos, de múltiples herencias, la diferencia nos caracteriza.

Somos muchos rostros en uno.

Somos una nación multicolor, pluricultural.

Somos el hermoso mestizaje de un activo proceso de interfecundación colectiva.

Somos la raza cósmica de José Vasconcelos.

Somos una esponja que recibe las aguas bautismales de diversas latitudes, aquí se licúan y surge una personalidad sumativa, con identidad propia: La nación panameña.  De todo lo sucedido aquí queda la huella ontológica. El proceso creativo es permanente.

Somos tolerantes, receptivos a las innovaciones, somos cosmopolitas.

Somos una nación cinética, aquí el cambio es cotidiano. El ser nacional se construye día a día con trabajo responsable, el talento, sacrificios y anhelos de los que edifican la patria común.

La conciencia de pertenencia hace posible la épica de la Soberanía y orienta a la juventud en la saga nacionalista que elimina el enclave colonial.

El pasado es algo vivo para los panameños, siempre presente; es el sitio donde están los aciertos y errores. Lope de Vega en 1613 publica La Dama Boba e introduce con ironía y humor el estribillo oral Viene de PANAMÁ.
El primer perfil del panameño surge en el Siglo XVII:

Somos diferentes a los criollos de Tierra Firme, vestimos con trancelín en el sombrero, cadenita de oro al cuello, la daga en banda colgando, de fácil vocablo, enfadosos y mal criados. Agrego con dientes de oro.

Somos el país espejo con arquetipos como José Domingo Espinar, Tomás Herrera y Eusebio A. Morales.

Somos hijos del conflicto de intereses mundiales como los Panama Papers. Somos seres paradójicos, de dualidades. El acontecer panameño es el aprendizaje del infortunio, nada debe avergonzarnos ni excluir, superamos el dolor y el odio al cicatrizar las heridas con nuevas esperanzas.

Somos de radicales extremos con decisiones instantáneas, del culto a lo inmediato, impulsivos; nada nos sujeta, ningún patrón o modelo.

Somos peculiares al resolver las penurias ante la crisis permanente que nos agobia. El estilo de vida se da al adaptarse a cualquier circunstancia, en tiempos de Noriega cerraron los bancos y sobrevivimos con astucia.

Somos efímeros, sin el sentido institucional. La improvisación es lo habitual. La hora panameña nos hace llegar tarde, todo lo dejamos para última hora.

Somos irresponsables al ignorar que el tiempo es oro.

El juega vivo, herencia colonial y perfeccionada aquí, nos lleva a buscar lo fácil, al nunca acatar las leyes y burlarse del orden establecido; nos valemos del amiguismo y la influencia.

La ganancia especulativa sin pudor es la norma como los negociados de Odebrecht y el saqueo de los fondos públicos con contratos leoninos, el gobierno de Martinelli es el ejemplo más reciente.

Somos del montón, pasamos agachados ante cualquier problema. La mediocridad al hacer lo mínimo, es el modelo a seguir.

Somos adictos a la filosofía del azar, la lotería es nuestro Dorado. Sálvese quien pueda es la consigna.

Somos fiesteros con, cualquier excusa celebramos una rumba. El eterno carnaval con imágenes burlescas y mascaradas que lo disfrazan todo es la conducta de la mayoría.

Gaspar Octavio Hernández, lo expresa así: Nos ridiculizamos mutuamente. Nos devoramos a dentelladas como fieras enemigas. Nos destrozamos en justas inútiles y risibles. Entre nosotros impera un estado de inercia, mucha intolerancia y prevalece un ambiente deletéreo. Desdeñamos lo propio y aplaudimos lo que procede del exterior. Somos un país donde la farsa, la adulación y la ruin astucia impera.

Somos solidarios, desprendidos y generosos.  Ayudamos cualquier causa.

Somos hospitalarios, el extranjero se siente en casa.

El alma nacional con lírica y música canta:

Panamá es el arrojo del conquistador,
el mutismo del aborigen,
la sutil ironía del negro colonial,
la sed de lejanía del oriental
y los sueños del mestizo por hacer realidad
la patria de los afectos.

Recomiendo para más información la lectura de Los Rostros del Tiempo.

Panamá, enero 2017.


domingo, 15 de enero de 2017

El Maese Pedro en Panamá


Por Sir Richard Brooks

     Cervantes es un extraordinario pintor de caracteres, uno de ellos, es Ginés de Pasamonte o el Maese Pedro o Ginesillo de Paradilla. Ginés o Pedro es, sin duda, el mentor del Panamá político.
      Don Ginés tiene un protagonismo especial en la aventura de los galeotes, en el episodio del Maese Pedro, el Mono adivino y en el robo a Sancho, de su asno, en la Sierra Morena.
       Pedro de buen parecer, atrevido en el hablar y actuar, conocido por el oficio de farsante, pícaro, embustero y ladrón, (cualquier parecido con los políticos panameños no es coincidencia ni casualidad), es*** el típico personaje de las mil máscaras o el malabarista de los acuerdos, sin honor, como el de los diputados y directivos del Panamá político.

       El Ginesillo tiene pico de oro, hábil manipulador de la palabra, supera la retórica de los sofistas y a los embaucadores de todas las épocas.  Y como los políticos es malagradecido, sobre todo, después de electos repudian sus compromisos, como ocurre en Panamá, por eso Don Quijote nos reitera el hacer bien a villano es echar agua en el mar.

       El titiritero de Don Ginés es el clásico pelafustán, algunos cervantistas consideran que Cervantes hace referencia a Jerónimo de Pasamonte quien participa con él, en la famosa batalla de Lepanto. Jerónimo también es escritor, se le apunta como uno de los autores del Quijote apócrifo.

       Don Ginés o Pedro es experto en mimetizarse, *** es hábil jugador de manos o sea un ladrón de primera (como los que roban millones en Panamá). Habla más que seis y bebe más que doce. Don Ginés maneja con destreza las marionetas o figuras de artificio, es un tarambana. No hay actor que lo supere (solo los políticos de Panamá). Ginesillo me hace pensar, en conocidos titiriteros del patio de cuyos nombres no quiero acordarme pero que usted, fácilmente, reconoce en el país de los bellacos, como los calificó el poeta y periodista Gaspar Octavio Hernández.

      Cervantes, nunca imaginó, que uno de sus personajes de Don Quijote de la Mancha, encarnara a la perfección en el país del canal, el istmo que Cristóbal Colón llamó el Auristán, la tierra del dinero fácil.

      ***El Panamá político representa a la perfección, la eterna comedia de los farsantes, como el conocido episodio quijotesco de Las cortes de la muerte.

      Lo cierto es que*** la monumental obra de “Don Quijote de la Mancha” ha sido silenciada por los corruptos que ejercen el poder en distintas latitudes, los que atentan contra la libertad, los que imponen sus prejuicios, los que someten a la mujer a sus caprichos, los desleales, los apegados a la tradición y al dogmatismo de la cultura establecida, los inquisidores de todo tipo, los académicos y eruditos, los que desde el sistema escolar imponen su lectura sin motivación, los intolerantes, los políticos que ofenden a la ciudadanía con sus imposturas y vulgaridades. Todos ellos temen una lectura crítica, creativa y amena del Caballero de la Triste Figura pues saben que
su drama y sentencias tienen plena actualidad.

      Don Quijote y Sancho hacen de la amistad un elogio, un asunto de honor, los dos
se complementan, uno con la sabiduría del intelecto y el otro con el saber llano, popular sin afectaciones.

     ***Otro ejemplo, extraordinario, es cuando Sancho asume la gobernación de la ínsula Barataria, administra justicia sin la ley del encaje que le da impunidad e inmunidad a los poderosos, allí Sancho cierra las casas de juego (casinos), prohíbe la música vulgar (reguetones), establece la ley del salario mínimo,  el alguacil de pobres (defensor del pueblo), regula los precios de los calzados, limpia la gobernación  de todo género de inmundicias, favorece a los campesinos y virtuosos, y sobre todo gobierna con honestidad. Y al renunciar lo hace con dignidad, sale más pobre, sin fortuna alguna, contrario de otros que salen ricos. Sancho gobernó sin ambición ni soberbia.

     Y el caso del Maese Pedro es la ironía más sutil contra los políticos, contra el Duque de Lerma que entró pobre a gobernar a España y salió millonario.

     Recomiendo la lectura de La magia del Quijote de Ricardo Arturo Ríos Torres e Isolda De León, para ampliar información sobre el Maese Pedro o Ginesillo, pueden adquirirla en Ribasmith y la Cultural Panameña,  corran antes que los inquisidores del patio la quemen.

      Mis obras La calle del espanto, La bitácora de la fantasía y Éxtasis pronto estarán también en el Índex.
      Recomiendo la 2ª.ed. corregida y aumentada de “La bitácora de la fantasía” con las nuevas aventuras de Alonso Quijano con  Richard Brooks, son las andanzas de dos locos cuerdos por el mundo contemporáneo, se van a divertir.               
       .
*El autor es un loco cuerdo que se cree escritor.


Recomiendo la lectura de La magia del Quijote de Ricardo A. Ríos Torres e Isolda De León.

martes, 29 de noviembre de 2016

Galería de panameños ejemplares



JUAN MENDOZA. LÍDER DEL ARRABAL
                                                    
       Por Ricardo Arturo Ríos Torres

            El siglo XIX panameño consolida las raíces compartidas de la nación panameña.  La independencia de España en 1821, la unión voluntaria a la Gran Colombia de Bolívar, la alianza con Nueva Granada, los numerosos actos separatistas de Colombia, las constantes intervenciones de Estados Unidos, el incidente de la Tajada de Sandía, el Estado Federal de Panamá, el canal francés y la Guerra de los Mil Días dejan huellas imborrables en una nación que se caracteriza por vivir una épica de la esperanza.

          José Domingo Espinar, Tomás Herrera, Julio María Alemán y centenares de istmeños se distinguen en las campañas por liberar a los países suramericanos, luchan al lado del Libertador y ganan en el campo bélico sus galardones a diferencia de los militares del Panamá republicano que los obtienen por decreto.

          El siglo XIX propicia el protagonismo y liderazgo del arrabal panameño. Los de afuera, los mestizos e invisibles asumen por educación, cultura y militancia la dirigencia de las entidades políticas del Istmo; son hombres excepcionales, con conciencia de patria movilizan a los sectores populares en una acción ciudadana sin precedentes.


          Oscar Vargas Velarde, abogado, catedrático, escritor y funcionario de relevantes ejecutorias en el ensayo Juan Mendoza. Líder del arrabal nos ofrece una panorámica puntual de lo acontecido en el Siglo XIX panameño. La obra es indispensable para conocer la dinámica social y política de una época agitada con líderes que marcharon a contracorriente superando naufragios morales, son figuras estelares de la memoria histórica de Panamá.

          Juan Mendoza, vanguardista, masón, abogado litigante, militar, siempre liberal, diputado, constituyente, gobernador del Estado Soberano de Panamá; insurgente, prisionero político y desterrado, es un auténtico adalid del arrabal santanero. Mendoza tuvo trece hijos, Juan Antonio muere heroicamente en la batalla del Puente de Calidonia y Carlos Antonio es un hombre fundacional y presidente de la República.

Juan fue amigo y compañero de Buena Ventura Correoso, se hicieron uno en la lucha social y política del arrabal, su trascendencia dejó una impronta difícil de superar por sus méritos y logros. Buenaventura fue maestro, abogado, político, militar y caudillo institucional. Oscar traza perfiles extraordinarios de los dos conductores de las aspiraciones populares. La juventud panameña tiene en ellos arquetipos a seguir por su probidad, talento y compromiso con los ideales democráticos. Honestidad, lealtad y dignidad son valores que ellos encarnaron en su vida pública. Los dos fueron liberales gólgotas, radicales, doctrinarios, hombres de una praxis plena de valor y dignidad, consecuentes con sus ideas y principios cívicos.

          El ensayo de Vargas Velarde hace alusión a Tomás Herrera, Mateo Iturralde, Gil Colunje, Santiago de la Guardia, Rafael Núñez vinculados al devenir istmeño. El ferrocarril transístmico, el Tratado Mallarino Bidlack, la Tajada de Sandía, las múltiples intervenciones del Coloso del Norte y sobre todo al papel esencial del periodismo criollo con su singular talante burlesco, ironía, jocosidad y parodias.

          Juan Mendoza, el hombre público por excelencia, el defensor de los fueros populares, muere pobre, casi en la miseria, contrasta con los políticos actuales que saquean el erario nacional, que son millonarios con los negociados que hacen protegidos por la impunidad e inmunidad, para ellos la ley del encaje  denunciada por el Quijote es la norma, su blindaje.

          Buenaventura Correoso, en su funeral como único orador, destacó el ascenso del pueblo mestizo del arrabal a las más altas posiciones, hoy en la vida republicana la elite plutocrática dirige el gobierno nacional.

Referencia bibliográfica. Vargas Velarde, Oscar. Juan Mendoza. Líder del arrabal/ Panamá, Tribunal Electoral, 2015. 402p. il.
                                                                
Dedicado a
Erasmo Pinilla y Eduardo Valdés
Siempre patriotas.



Panamá, 29 de noviembre de 2016.


jueves, 24 de noviembre de 2016

Galería de panameños ilustres

Antonio González Revilla, un hombre de principios.

                       Por Ricardo Arturo Ríos Torres

Un hombre que se sale de su tiempo, de su época y de los criterios normales de evaluación.
Ana Raquel de Palau.
Supo estimular la rebeldía contra la perenne injusticia social, política y económica.
Ileana Gólcher.
                                                                  
   Es preciso saber lo que se quiere, cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo y, cuando se dice es, menester tener el coraje de realizarlo.
  Aspiro a una democracia libre de partidismos políticos y cuyo norte principal sea el bienestar económico y social.
 Nunca he sentido simpatía por los dictadores de derecha ni de izquierda, civiles o militares.
 El pensar es el quehacer universitario por excelencia.
 Nada hay más terco que los hechos.
Antonio González Revilla     

  El panameño semilla, institucional desarrolla ejecutorias trascendentes, realiza una aventura quijotesca al ser consecuente, con lo que siente y piensa.  Antonio como ser ético asume compromisos morales y cívicos, al estilo de Sócrates, Bolívar, Gandhi, Luther King o Mandela.
    Las memorias del insigne galeno, escritor, político, docente y ciudadano, el siempre institutor, Antonio González Revilla (1914-1998) son un testimonio ejemplar que nutre a una nación, como la panameña, la cual en su devenir se caracteriza por vivir, una épica de la esperanza. Ileana Gólcher es la editora.
   Ciudadano Universal, es un libro de excepción, es el compendio de experiencias, inquietudes, logros y decepciones, de un hombre que naufraga a contracorriente, en un entorno de egoísmos, de injusticia social, política y económica, pero que vence con honor, decoro y dignidad sus molinos de viento.
  Antonio González Revilla, con tenacidad, disciplina y pasión, es el ente creativo que hace realidad sus sueños como el Instituto de Neurocirugía, la Academia Panameña de Medicina y Neurocirugía, y la Escuela de Medicina de la Universidad de Panamá. La docencia en el Hospital Santo Tomás y en Colón es inolvidable. El ejemplar ciudadano, encarna la decencia, lealtad y ética en la vida electoral y en el Panamá político.
 El maestro de ciudadanos inicia su formación humanística en la Escuela Normal de David y la consolida en el Nido de Águilas; de allí surge su amor telúrico a la patria y su rechazo contra el permanente intervencionismo estadounidense en el territorio nacional. El patriota se identifica con el lema de “Soberanía total”. Maestros de la talla de José Dolores Moscote, Manuel Roy, Alejandro Méndez Pereira, Enrique Arce, Raúl de Roux, José Guardia Vega, Federico Brid, Ricardo Zozaya, Fermín Naudeau lo guían en el Instituto Nacional; allí, con la mirada vigilante de las esfinges afianza su amor por la lectura.
Antonio, estudia en los Estados Unidos durante la época de la gran depresión y la ruidosa quiebra de Wall Street; se relaciona con Ricardo J. Alfaro y Harmodio Arias.
González Revilla es egresado de George Washington University y se especializa con los más notables neurocirujanos de los Estados Unidos como Walter Dandy en el Johns Hopkins; tal es el prestigio del médico panameño, que se le llega a considerar como uno de los cinco mejores cirujanos del mundo.
En Panamá hace un internado con el reputado Dr. Rafael Estévez en Aguadulce, allí aprendió a diagnosticar con una praxis excepcional.
Nada es fácil para Antonio González Revilla, tanto en Estados Unidos como en Panamá, sufre muchas vicisitudes y prejuicios.  La mediocridad en todas las latitudes crea ambientes hostiles, y él con determinación logró superar todos los obstáculos.
Antonio tiene interesantes anécdotas sobre la atención del General Anastasio Somoza en el Hospital Gorgas, luego del atentado que sufrió en Nicaragua. Da la casualidad que entre el equipo médico que Estados Unidos envió a Panamá, estaba otro extraordinario médico panameño, el Dr. Rogelio Arosemena. Una historia que muchos desconocen.
Antonio González Revilla, en sus afanes cívicos y de acuerdo al pensamiento rector de José Dolores Moscote, de una ciudadanía militante, participa en “la febril pesadilla” de la política panameña. Funda el partido Demócrata Cristiano y llega a ser candidato presidencial. A contrapelo de los políticos, actúa con honestidad y dignidad; son críticos sus comentarios sobre la personalidad controvertible del Dr. Arnulfo Arias.
Las reflexiones de Antonio González Revilla sobre el golpe de estado de octubre de 1968 son contundentes. Rechaza la acción dictatorial de los militares y denuncia el cierre de la Universidad de Panamá
 Antonio es un ciudadano sin claudicaciones ni concesiones, sus proclamas son un ejemplo de civismo y patriotismo. Durante ese período tiene contactos directos como médico con el grupo maoísta dirigido por Federico Britton. Valora la valiente postura de la juventud que lucha contra la dictadura militar y en un momento crucial protege a Federico Britton, junto a otros militantes de ese grupo de la izquierda radical, al propiciar su asilo. Estos son hechos desconocidos de la historia nacional.
Nota. En 1959 le salva la vida a Floy Britton, herido en el desembarco de Santa Clara. Como presidente de la UEU me tocó hacer las gestiones clandestinas para atender médicamente a Floyd Britton.
Antonio González Revilla es un ciudadano de convicciones profundas e íntegro en cada una de sus actitudes, en sus memorias le hace duros señalamientos a miembros de la Democracia Cristiana que se unen al gobierno de facto.
La obra tiene un tono costumbrista en algunas de las descripciones del entorno davideño, su prosa es puntual y son muchas las semblanzas de acontecimientos históricos como el perfil de un gran patriota como Leopoldo Aragón.
Ciudadano Universal es una obra de referencia obligada para los estudiosos del acontecer nacional, en ella descubrimos el perfil de un hombre extraordinario, de un panameño raizal, de un ser humano con una sensibilidad sin límites.
Referencia Bibliográfica. González Revilla, Antonio. Ciudadano Universal. Memorias del Dr. Antonio González Revilla 1914-1998/Panamá: Diseño de Editora Novo, 2012. 271p.il. Ileana Gólcher Editora.
El ensayo está en Literatura Selecta pueda adquirir el libro en Ribasmith.
                                           Dedicado
                                                  A
                                     Marianela Motta
                    sobrina de Antonio González Revilla

El libro enriquece nuestro sentido de pertenencia y valora la memoria histórica de la nación panameña, nos enseña a amar la panameñidad.

Panamá, 24 de noviembre de 2016.

miércoles, 9 de enero de 2013

Al Glorioso Estudiante Panameño

La alegoría en homenaje al estudiante panameño y a los mártires de Mayo del 58 es una acuarela de Luis F. Ríos T. militante de la Generación del 58. La normal Juan Demóstenes Arosemena, el Nido de Águilas y la Casa de Méndez Pereira simbolizan la unidad y mística de las luchas de la Generación del 58.




El Movimiento Estudiantil Panameño tiene muchos héroes y mártires como Sebastián  Tapia en la lucha contra el Convenio Filos-Hines de 1947; José Manuel Araúz, Rolando Jiménez y Miguel Batista durante los Sucesos de Mayo del 58; Eduardo Santos Blanco en el levantamiento de Cerro Tute; Ascanio Arosemena, Estanislao Orobio y Víctor Manuel Iglesias en enero del 64 y los grandes dirigentes como Floyd Brittom, Polidoro Pinzón, Narciso Cubas asesinados por defender sus ideales. Ellos nunca serán olvidados pues viven en la determinación de nuestro pueblo por la justicia social, la democratización política y la integración de nuestra jurisdicción en todo el territorio nacional.

Fuente: Ríos Torres, Ricardo Arturo. Memoria de mis memorias. Edición especial del Círculo de Lectura Guillermo Andreve con motivo de la celebración del cincuentenario de La Operación Soberanía de 2 de mayo de 1958 y de los trágicos sucesos del 19 al 22 de mayo de 1958. Panamá, 2008.


martes, 8 de enero de 2013

El Desenterrador, Por Ricardo Arturo Ríos Torres


    La historia se hace personaje literario cuando ese acontecer trasciende su localidad y se universaliza.

    Ramón Fonseca Mora, enfrenta con osadía quijotesca, tanto los trágicos sucesos del 9 de enero de 1964 como la violencia institucional promovida por la dictadura militar de Torrijos, Paredes y Noriega. Asimismo, abre las puertas del Infierno al abordar la alucinante y morbosa experiencia de una secta de asesinos en la búsqueda afanosa de la energía vital del alma.

Creación literaria barroca o posmodernista.

    Si la temática de El Desenterrador es explosiva, controversial, polémica y sin concesiones conceptuales, también lo es la propuesta literaria de una novela que rompe paradigmas.

    Con estilo singular, Ramón Fonseca Mora,  inicia sutilmente el electrizante texto, al ofrecernos desde el principio las claves de la trama central de una composición literaria excepcional. Son las pistas de un entramado excitante y novedoso.

    La estructura multitemática con puntuales conjuntos narrativos, atrapa al lector y lo agobia con una carga emocional que lo hace sufrir, llorar, reír, rechazar, identificarse, amar y odiar todo lo que ocurre. Fonseca Mora  es hábil al entrecruzar, con creciente suspenso y con el uso de los tiempos simultáneos todas las pasiones humanas. Siempre hay un contrapunto, matices de un modo de ser pleno de ambigüedades como de metas definidas. Eso hace de El Desenterrador una novela diferente e interesante. El Desenterrador es un coro polifónico con  múltiples voces narrativas, Bill, Soledad, Jorge, Anabella, Miguel y sobre todo Urbano,  expresan sus ambivalencias, temores y sentimientos. Ellos rompen la típica monotonía y secuencia lineal de otras narraciones que nos abruman con su inmovilismo literario.

    El Desenterrador  es otra cosa, aquí todo es un enigmático rompecabezas de sorpresas,  el lector  como protagonista coloca, desde su perspectiva, las piezas esenciales hasta encontrar el eje subyacente de una extraordinario drama existencial. Otro detalle de relieve, en el diseño literario, es el estilo dialogado que le da  a la lectura una dinámica original, sustentada por descripciones puntuales de ambientes y protagonistas, que permiten al lector participar en la trama, al asumir un rol principal. Otro valor sustancial es que la narración tiene detalles poéticos con metáforas significativas, eso le da musicalidad a la prosa.

    El Desenterrador exige una lectura con horizontes abiertos, una actitud libre de prejuicios, es una obra para lectores con imaginación.

Temática como un tsunami.

       Nos atrevimos a atravesar la frontera prohibida y desafiar
      a todos los que consideraban un gigante imposible de vencer.

    Ramón Fonseca Mora, como ola huracanada, remueve el subsuelo del alma humana, nada es igual después de la lectura del Desenterrador.

    Narra los trágicos acontecimientos del 9 de enero de 1964 desde ópticas distintas. La marcha de los estudiantes del “Nido de Águilas” hasta los incidentes con los “zonians” en la Escuela de Balboa es emocionante, nos hace sentir la serenidad, valentía y determinación de una juventud heroica. También nos mete en la piel de esa población colonialista que siente como suyo ese territorio canalero, son dos fuerzas antagónicas que chocan con vehemencia. Bill es la voz de la arrogancia imperial. Vivimos esos momentos de caos, destrucción y muerte, de angustia e impotencia ante la agresión del Coloso del Norte, nos duele el constante “plin, plin” de las balas asesinas.

                            *************

       El diablo  visitó a Panamá hace treinta años, en una
      tempestad de dolor y muerte que arrebató a muchos
     su niñez, su juventud.

    Otra de las historias paralelas, es  “la desaparición” de las víctimas de la dictadura militar que ensombreció este país por más de veinte años. Esos crímenes todavía están silenciados por un muro de tinieblas y perversidad de un ente judicial corrupto.

    Ramón Fonseca Mora confronta con  valor el caso particular de “Menéndez” (Heliodoro Portugal), en esa muerte hubo violencia, tortura, sadismo y maldad… es la constante búsqueda de muchos otros como Floyd Britton, Héctor Gallegos y  Rita Ward. Los dolores del pasado son todavía profundos…

¿Quiénes están furiosos con El Desenterrador?

    Los que desean silenciar la gesta heroica de la juventud panameña en la recuperación de nuestra plena jurisdicción en el área canalera, los que hacen los grandes negocios con las tierras revertidas, los que se opusieron a esa lucha generacional iniciada desde el mismo día en que se firmó el Tratado Hay-Bunau Varilla, el 18 de noviembre de 1903.

    Los panameños con sangre, dolor y lágrimas le pusimos término a la “perpetuidad canalera”.

    Están furiosos los que manejan a su antojo los millones de la ruta canalera.

    Están furiosos con el desentierro de los esqueletos de los asesinados por el régimen militar, los que hacen todo lo posible para cubrir con sus montañas de mentiras, traición y dolor esos hechos abominables. Los que quieren que seamos un país de castrados, aún el peso de la dictadura se siente por doquier.

    Ramón Fonseca Mora también está furioso pues aún no puede encontrar los restos de su amigo el sacerdote Héctor Gallegos, viven con furia las madres, esposas, hijos y amigos de los desaparecidos por ese corrupto régimen militar y civil que ensombreció la dignidad nacional.

    Con El Desenterrador, Ramón Fonseca Mora desentierra sus obsesiones, es un grito para que la tierra y el mar saquen a la luz los cuerpos ocultos de panameños decentes que lucharon por una sociedad más justa.

Perfil del autor.
    Ramón Fonseca Mora es un escritor que se renueva con cada nueva obra, es multitemático, siempre se supera en cada uno de sus diseños narrativos, es un innovador de estilos, nos prueba que la literatura no se improvisa, que requiere de muchas lecturas y de estudios permanentes.

    El Desenterrador pone al Panamá Literario en el ámbito mundial, Ramón Fonseca Mora es sin duda uno de los mejores narradores panameños de todos los tiempos.

    El Desenterrador es la expresión genuina del Panamá profundo que conceptualizaron Ángel Rubio y Carlos Manuel Gasteazoro desde la perspectiva del conocimiento real de nuestra geografía e historia y que Rodrigo Miró sintetiza en su Teoría de la Patria.

    Como oriundo de Taboga, me sentí halagado pues Ramón Fonseca hace de la “isla mágica” de Sinán y de Richard Brooks, el centro geográfico de su espectacular trama.

Referencia Bibliográfica.
Fonseca Mora, El Desenterrador/ Costa Rica: Alfaguara, 2007. 430p.

 Nota.  En mi libro Memoria de mis memorias incluyo el ensayo “Aproximación al Panamá literario” con comentarios del haber bibliográfico de Ramón Fonseca Mora, así como un anexo con distintos modelos de cómo se hace crítica literaria.

Memoria de mis memorias es una antología de cuatros ensayos:

“Don Amor y la Celestina”, análisis de dos clásicos de la literatura medieval  El libro del buen amor de Juan Ruiz y la Celestina de Fernando de Rojas.

 “Aproximación al Panamá literario contemporáneo”

 “La patria estudiantil panameña”, análisis histórico de las luchas de la juventud panameña y sobre todo un Homenaje a la Generación del 58 con sus hechos relevantes como la Operación Soberanía (2 de mayo 1958), los trágicos sucesos de Mayo con más de 30 muertos, la Marcha patriótica del 3 de noviembre a la Zona canalera de 1959, los sucesos de enero de 1964 y el levantamiento de Cerro Tute.

 En el último ensayo “SOY el Chagres. Matriz del devenir histórico de la nación panameña”, el río cuenta su historia, es el devenir de la nación panameña.

También recomiendo Los rostros del tiempo en su 3ª.ed. corregida y aumentada. Son ensayos históricos, filosóficos y sociales.

Hoy cuando el MEDUCA atenta contra el Panamá literario, histórico y cultural invito a cerrar filas con el Movimiento por el Rescate de la Identidad y Memoria Histórica.