viernes, 14 de enero de 2011

Ferdinand De Lesseps y los canales - II

Segunda Entrega



Por: Alberto Méndez Pereira
Publicado en la Revista Lotería Nº 289, de abril de 1980

FERDINAND DE LESSEPS y EL CANAL DE SUEZ

El interés de De Lesseps en la construcción de canales se puso de manifiesto desde 1830 con ocasión de la llegada a Egipto de un cuerpo de ingenieros civiles franceses, dirigidos por un tal Próspero Enfantin, con el fin de abrir un canal por Suez. Fracasaron en su intento esos ingenieros y más de la mitad del grupo de ellos murió por efectos del cólera.

Existía en Europa, en vista del fracaso de todos los intentos , gran escepticismo en relación con las posibilidades de la construcción del Canal de Suez. Hubo adversarios acérrimos de la idea, como Lord Palmerston, quien, en nombre del Gobierno Británico declaró, en Julio de 1857, a propósito de una empresa organizada para ir a Suez, lo siguiente: - "Creo yo que es una empresa, la cual desde el punto de vista comercial, puede juzgarse en la categoría de las numerosas trampas que, de tiempo en tiempo, son tendidas a la credulidad de los capitalistas papanatas". Tres años después, en Agosto de 1860, el mismo Palmerston agregó:- "Esta Compañía, conforme a menudo he dicho, es una de las más remarcables empresas del engaño que han sido puestas en práctica en los tiempos modernos. Es un completo señuelo, de principio al fin".

Un mentís a estos conceptos y un desvanecimiento de la "tenebrosa cortina” creada alrededor de todo proyecto encaminado a unir el Mar Mediterráneo con el Indico; una elocuente respuesta a los agoreros, de entonces y de todos los tiempos, empeñados en hacer fracasar todo intento de efectuar grandes obras -aquellas que sobrepasan los linderos comunes y tradicionales- fue la inauguración, el 17 de Noviembre de 1869, del Canal de Suez, construido exitosamente, después de tenaz lucha, bajo la perseverante y eficaz dirección de FERDINAND DE LESSEPS.

De Lesseps, con miras de llegar a la realización de aquella gran obra, se dedicó a leer todo lo relacionado con la idea de un canal en Egipto. Volvió a encontrar a Enfantin, a quien había conocido en Egipto y quien era el mismo del fracaso del primer intento en Suez. Le facilitó toda la documentación que guardaba de aquel proyecto y que de Lesseps aprovechó en sus estudios preparatorios relativos a la posibilidad de ese canal.

En 1853, habiendo quedado viudo de Lesseps, se refugió por un tiempo en La Chesnaye, dedicado al estudio a fondo de "su canal". De allí -dicho esto como en paréntesis-- escribió a su hijo Carlos, de doce años y estudiante en París, con el fin de consolarlo por la reciente muerte de su madre, lo siguiente: "La vida demanda valentía, resignación y confianza en la Providencia".

Al enterarse Ferdinand de Lesseps de que el nuevo Virrey de Egipto era su amigo Mohamed Said, partió, sin pérdida de tiempo, para aquel país. A la amistad entre estos dos personajes se debe el nombre de "Port Said". De Lesseps fue espléndidamente recibido por su amigo, el nuevo gobernante Egipcio, de quien, muy pronto, alcanzó su asentimiento y cooperación amplia en el proyecto canalero. El citado gobernante egipcio se limitó a formular unas cuantas preguntas a de Lesseps, para declarar, muy pronto, su total acuerdo. "El momento había llegado para consumar la unión del Este con el Oeste".

Ante la perspectiva que se le presentaba y en vista de la franca cooperación ofrecida por Mohamed Said, de Lesseps se puso en acción durante los quince años siguientes, durante los cuales se dedicó a promover interés hacia su proyecto ante monarcas europeos, banqueros y editores de periódicos. No tuvo reposo explicando sus planes a través de innumerables entrevistas y artículos periodísticos. Hallándose en Londres, izó una bandera francesa en una ventana del hotel en que se hospedaba, en el céntrico barrio de Picadilly. Se lanzó, luego, en gira por Inglaterra en la cual pronunció más de ochenta discursos en un mes. Cuando el rico Barón de Rothchild, criticando su método para allegar fondos, le dijo: "No tendrá Usted éxito", de Lesseps sólo replicó: "Veremos".

De Lesseps no era hombre que se arredraba ante las dificultades. Su dinamismo, persistencia, energía, imaginación y habilidad para la propaganda, así como su capacidad de resistencia y disposición de ánimo ante las decepciones, lo llevaron a triunfar en sus propósitos en cuanto al Canal de Suez se refiere. Su carácter pertinaz, porfiado, caía bien dentro de lo que Julio Verne llamaba; "El genio de la voluntad". Gran parte del dinero para esa obra –cerca de la mitad- fue aportada por unos "veinticinco mil" franceses y el resto, por Mohamed Said, el de Egipto. El sucesor de éste, el Khedive Ismail, fue aún más colaborador, más generoso que Said, al grado de que llegó a poner en peligro de bancarrota al fisco egipcio.

En cuanto a su provecho personal, de Lesseps declaró: "Voy a emprender algo sin el propósito de ganancias ni utilidad personal. Esto es lo que me ha permitido mantener mi vista clara hasta ahora y mis pisadas alejadas de las rocas". De Lesseps proclamaba que sus afanes en consumar la obra de Suez eran exclusivamente por "el bien de la humanidad". El último año de los trabajos allí, declaró a su corresponsal de prensa lo siguiente; "Espero con paciencia, con esa paciencia que requiere -lo aseguro- una gran entereza de carácter".

Al cabo de un año de tales declaraciones, se abrió al mundo el Canal de Suez, el 17 de Noviembre de 1869, ante la admiración y júbilo de varios miles de personas alineadas en sus orillas. La celebración de ese triunfo fue grandiosa. El Khadive Ismail no escatimó gastos en la ceremonia inaugural. Asistieron, en gran presentación, representantes oficiales de las naciones europeas. Hubo toda clase de festejos y derroche de todo tipo. He aquí, apenas, el siguiente dato; fueron llevados de Europa quinientos (500) cocineros y mil (1,000) camareros y así, por ese estilo, otras extravagancias, según las descripciones publicadas. Estuvieron presentes allí varios barcos franceses, cinco acorazados británicos, una balandra de guerra rusa y otras embarcaciones de distintas nacionalidades. Hubo, en total, una presencia de cincuenta naves.

Durante los meses siguientes, Ferdinand de Lesseps fue objeto de grandes distinciones por parte de los principales países europeos. En Francia se le recibió como héroe y fue condecorado con la Gran Cruz de la Legión de Honor. Se le ofreció sinnúmero de banquetes, recepciones y diferentes homenajes y su nombre cubría constantemente las páginas de periódicos y revistas europeos. La Reina Victoria de Gran Bretaña, a proposición del Primer Ministro Gladstone, le confirió la Gran Cruz de la Estrella de India. Conviene anotar que fue precisamente en Inglaterra, en tiempos de Palmerston, en donde, como antes señalamos, se hizo más oposición a todo proyecto de construcción de un canal en Egipto. Entre otros honores discernidos al "Gran Francés" como lo llamara León Gambetta, el célebre repúblico y tribuno galo, no puedo dejar de mencionar que el 23 de Abril de 1885, fue recibido como miembro de la Academia Francesa, en sesión solemnísima.

He aquí una interesante anécdota: Se cuenta que, un 14 de Julio en París, se dirigía Ferdinand de Lesseps a la Estación del ferrocarril a tomar el tren con destino al sitio de su residencia campestre cuando, al pasar por la Plaza de la República y ser reconocido, la multitud allí congregada rodeó el coche en que iba de Lesseps, dando vivas al "Gran Francés", al "Héroe". Luego, movidos los manifestantes de febril entusiasmo, desengancharon los caballos y empujaron ellos el carruaje hasta la estación.

Para terminar esta corta reseña relativa al período de la vida de Ferdinand de Lesseps, sin duda, el más interesante por sus luchas triunfales, engarzo aquí el siguiente dato curioso aportado por uno de sus biógrafos. Se refiere a que de Lesseps, pocos días después de la inauguración del Canal de Suez, contrajo segundas nupcias con Luisa Helena Autard, "hermosa joven francesa" (de la Isla Mauricio), de apenas veinte años y como consecuencia de "amor a primera vista". Lo curioso de esto radica, quizá, en que de Lesseps contaba entonces sesenta y cuatro (64) años y que los frutos de ese su segundo matrimonio significaron nada menos que doce hijos: seis varones y seis mujeres. Según alguno de sus comentaristas, ésa fue "una realización de Ferdinand de Lesseps más notable que el Canal de Suez". . . .

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